Fin del arte…como lo conocíamos

Modernidad, Posmodernidad, Contemporaneidad. Las tres alimento y veneno para el arte. Se renuncia a la estética; la filosofía y la teoría se vuelven refugio.  Ya no hay materiales ni respuestas en la figura que pueden apaciguar al pensamiento. El arte se abre paso entre las masas, se vuelve accesible, inunda espacios nunca antes visitados. Ya no hay una misión por embellecer al mundo, sólo la determinación por encontrar la verdad de la existencia por encima de los pronósticos kantianos y hegelianos. Definitivamente, el arte terminó. Terminó dentro de su vieja definición. Ahora, el arte inventa y reinventa su destino. Ya no existen límites, ni de tiempo ni de espacio; ni género o raza. El presente manifiesta su diversidad. El mundo avanza a toda velocidad y de él no te puedes bajar. Al tropel de la globalización y los estándares de eficiencia, solo esperas estar a tiempo para entender lo que ocurre a tu alrededor. 

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