La Teoría como Filosofía

Jameson expone desde una lectura hegeliana del "fin del arte" y el "fin de la historia" los cambios de paradigma que ha sufrido la apreciación cultural en la modernidad y en su paso gradual a la posmodernidad. El cambio del espíritu en el arte por aprehender lo Absoluto, el plano trascendental por lo Sublime en la modernidad es subvertido una vez más. Es decir, en la condición posmoderna el arte se ocupa de lo bello, se aleja del plano trascendental y Jameson nos permite regresar a un estudio de lo Bello como lo pensaron Kant y Burke. Es decir, que el arte en nuestra época está ligado a la "educación, la esfera pública y la era cibernética o informacional, y exige que destaquemos una notable tendencia histórica de nuestro tiempo, a saber, la inmensa expansión de la cultura y la mercantilización a los ámbitos..." (Jameson, pp. 120-121). Esto implica un nuevo paradigma cultural y vivencial de la época posmoderna. Lo que más atrapa mi atención es la concepción de que la filosofía ha sido reemplazada por la teoría; es decir que la Teoría sería el reemplazo de la literatura tradicional y se extendería a diversas disciplinas. Además, Jameson afirma que la teoría surgió de una pulsión estética desde lo moderno. Y por eso rescata la apreciación de Hegel del "fin" pues realmente no se dio una fusión entre filosofía y arte propiamente como Hegel esperaba, pero en nuestra época posmoderna podemos apreciar la estrecha relación entre la producción artística y su sensibilidad reflexiva con el contexto con el que convive.

Comentarios

  1. Hola Luis
    comparto tu opinión y también me intriga el hecho de que la filosofía se haya distanciado del campo artístico para ser mayoritariamente reemplazado por la teoría. Creo que, en realidad, el pronóstico de Hegel era pertinente en su momento y sí se cumplió. Nada más que esos vaticinios fueron superados de inmediato. Por ejemplo con los manifiestos en las vanguardias ya era evidente la mano de los artistas en la labor intelectual. El arte hoy ha extendido sus alas hacia otras disciplinas y se ha vuelto muy diverso en sus contenidos. Aunque suene paradójico, esta exploración de nuevas temáticas y ramificación de prácticas artísticas desde lo moderno, lo posmoderno y lo contemporáneo le ha brindado más independencia al arte. Hoy el arte asume y construye sus propios discursos, y allí es donde entra la teoría como nuevo soporte de legitimación.

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  2. Existen sucesos que marcan hitos en la historia de la humanidad como lo fue el 9/11 de 2001. Desde el posthistoricismo se pueden entender las "incidencias" o las "secuelas" de estos hitos que marcan un punto de divergencia. La respuesta artística desde la Documenta 11 de 2002 y la 15va bienal de Venecia de 2003 son formas de inspirar a la resistencia activa y a la persistencia esperanzadora. Esto en función de la desconfianza que genera Estados Unidos como potencia mundial. Las prácticas artísticas entonces, dentro de la posthistoria se mezcla con el espectro social y las preocupaciones globales con sus repercusiones locales. ¿Se podría decir entonces que este hito marca el fin de la modernidad y la posmodernidad? No totalmente, desde la posthistoria se puede entender este hito como uno más en el transcurso temporal de la historia de la humanidad. Pues si bien es un punto de inflexión hay muchos otros como por ejemplo la caída del muro de Berlín y el fin de la lucha ideológica como ya lo había mencionado antes. Lo relevante es como estos hitos cambian el paradigma entre regiones y culturas; se subvierte el orden mundial y se abren nuevo focos culturales. Es por eso que concentramos la mirada en el presente, como Smith afirma recordando a San Agustín: ‘‘There are three times: a present time of past things; a present time of present things; and a present time of future things." Es decir que nos encontramos en medio de un presente eterno, casi esquizofrénico donde podemos volver la mirada atrás a través del recuerdo y podemos proyectar el presente hacia el futuro a través del trabajo en función de un mañana. Sin embargo, estamos con nuestro tiempo; aquel dilema expuesto por Agamben que nos retiene entre las vértebras de nuestro propio tiempo. Pero ¿cómo es que podremos vivir por un mañana en el que se puedan enfrentar toda esta incertidumbre geográfica, demográfica, política, social y cultural? Smith propone el concepto de à venir de Jacques Derrida: "perpetual advent, that which is, while impossible to foresee or predict, always to come." Es la actitud del presente esquizofrénico frente al futuro incierto. Es la posthistoria enfrentando lo que está por venir desde su propio desconocimiento de un posible vaticinio. El à venir es el futuro que se nos abalanza en el presente.

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