Schapiro después de la clase del jueves

En esta ocasión, quisiera rescatar un pedazo del texto de Schapiro junto con imágenes que permitan esclarecer la idea del autor -o que al menos dialoguen con ella-.

“He notado varias maneras en donde el soporte y el marco, concebidos como un campo no-mimético para los elementos de la imaginería, afectan su significado y en particular su sentido expresivo” (Schapiro, 1972; p. 18).

La aseveración de Schapiro supone, entre otras cosas, que los elementos habitualmente considerados como vehículos para la representación, juegan un papel sumamente importante en la misma, en tanto que repercuten en ella y construyen junto con ella nuevos signos. La forma que permite la construcción de una representación, en este caso el marco, el soporte o la escala, porta consigo un contenido, un significado, una cierta carga simbólica -en la que muchas veces no reparamos debido a la normalización de dicha forma-.

Revisemos un ejemplo.

En el siglo XIX, los países latinoamericanos empiezan a manifestar una preocupación por edificar sus propias comunidades imaginadas, como diría Benedict Anderson. El Estado trabaja para construir una idea de nación vinculada al progreso, a la memoria, a la virtud cívica y, en el afán de satisfacer dichos ideales, se aboca a intervenir de formas variadas en el espacio público. Una de ellas es mediante la colocación de estatuas monumentales en lugares estratégicos. ¿Han reparado en lo alto de estas esculturas? Su escala, como concepto, es heredada de Francia, en donde los monumentos para la nueva urbe haussmanniana se colocan al final de sus amplios bulevares. Dichos monumentos tienen que ser lo suficientemente grandes de manera que, a cualquier distancia, conduzcan la mirada de los transeúntes. Esto es a lo que Schapiro llamaría ‘hacer un signo visible a la distancia por medio de la escala’: una escala, en este caso de pretensiones políticas que, además, lleva consigo una fuerte carga histórico-referencial.

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Escultura del 2 de mayo, Lima.

Ahora aproximémonos brevemente a una obra contemporánea.

La obra Sin Título (Cama), de Félix González-Torres, nos ayuda a pensar en el ‘marco’ como aparato que actúa dentro y fuera de la obra y que, en este caso, es tratado por el artista como un elemento importantísimo, sino indispensable. En la cama de blancas sábanas, hay unas ausencias aún presentes en la huella, en la marca que dejaron los cuerpos al abandonar el lugar. El contexto de este escenario es trasladado, deliberada y drásticamente por el artista, de lo íntimo a lo público. En ese gesto, en esa transferencia de ‘marco’, hay una necesidad por denunciar abiertamente un sistema de salud pública que no reconoce a los enfermos de VIH y que provoca tantas muertes, entre ellas la muerte de Ross, la pareja del artista.

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Félix González-Torres, Sin Título (Cama)

Referencias:
M, Schapiro. (1973). On Some Problems in the Semiotics of Visual Art: Field and Vehicle in Image-Signs. SImiolus.  

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