Semana 6
Linda Nochlin es una historiadora del arte que ha dedicado gran parte de su obra escrita para hablar sobre la presencia de la mujer en el mundo del arte. Uno de sus textos más reconocidos es el de, ¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?, texto en el cual Nochlin identifica los factores que han impedido a las mujeres tener carreras artísticas de renombre. En un principio, parte de la premisa que supone que las mujeres no han tenido un éxito significativo en relación a la carrera de artistas hombres, debido a que las mujeres tienen su propio tipo de grandeza, implicando la existencia de un estilo femenino diferenciado y reconocible. Sin embargo, la autora va desarmando paulatinamente dicha creencia al comparar los estilos de distintas artistas plásticas como Artemisa Gentileschi, Berthe Morisot y Helen Frankenthaler. Si uno realiza el mismo ejercicio será capaz de reconocer una vertiente de diversos estilos en la obra de cada mujer artista, poniendo en cuestionamiento la idea que intenta agrupar a la feminidad como introspectiva y delicada. Linda Nochlin pone como ejemplo la obra realizada en el rococó francés para determinar que en efecto son más los hombres artistas que encajan dentro de las atribuciones que se le hace a la feminidad que las mismas mujeres. En definitiva, Nochlin desarma la postura que diferencia el arte de las mujeres del de los hombres, diciendo que es ilógico pensar de esa manera ya que las mujeres se han ido abriendo paso con el tiempo para situarse en el mismo estatus que hombres dentro del arte. A continuación, la autora abre paso a otra discusión al mencionar que para entender el verdadero porqué de la predominancia masculina en el arte es necesario analizar como han condicionado nuestro pensamiento las instituciones. Es necesario dejar de pensar bajo ese paraguas social que idealiza a la mujer desde la masculinidad y que la posiciona como individuo en desventaja, para así dar el primer paso al cambio social. Nochlin deja en claro que las mujeres no deben caer en la trampa de enfrentar el problema a través de los ojos masculinos, sino que más bien deben reconocerse como individuos igualmente capaces a los hombres y solo así afrontar los hecho que determinan su situación sin autocompasión alguna.
Bibliografía.
Linda Nochlin, “Why Have there Been No Great Woman Artists”, (1971), en Women, Art and Power.
New York: Harper & Row, 1988. Págs. 145-176
Como seres humanos, es vital para la supervivencia que los demás comprendan quienes somos. El ser incomprendidos invisibiliza al ser humano, por lo cual, el romper las reglas preestablecidas es uno de los métodos más eficaces para visibilizar al cuerpo, al mismo tiempo que se reafirma la legitimidad de las normas, pues solo rompiéndolas podremos decir que existen. El inconveniente es que no todos los sujetos logran ser comprendidos por la sociedad hegemónica, ya que para empezar, todos los cuerpos aparecen diferentes frente al nuestro, desencadenando una serie de miedos que nos alejan de quienes son diferentes al modelo social. Solamente pensando en casos actuales podremos darnos cuenta como la presencia de aquel extranjero que no se parece a nosotros causa disconformidad y temor entre la población dominante. No obstante, solo al anteponernos a ese miedo que aparece casi inconscientemente en nuestras mentes, podremos sentir empatía con el diferente y así generar un ambiente donde todos son dignos de habitar. Aun así, la cuestión en juego no es tan sencilla de resolver, y esto se debe a que con el paso de los años el grupo predominante ha ido alimentando el poder de representar a los demás. De esta forma podremos darnos cuenta que en todo entorno se producen relaciones de poder entre uno y otro sujeto o grupo, pues es inevitable que uno no ejerza ese privilegio que le sitúan del lado triunfador de la historia.
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