SEMIOLOGÍA

ROLAND BARTHES

Lo que se propone con la semiología es la descomposición de los procesos de asimilación de un mensaje visual. Lo cual se vincula con las múltiples lecturas que el espectador puede obtener de la misma imagen.
Esta se descompone en varios niveles, los cuales componen el mensaje en su totalidad. Pero de manera separada su lectura reivindicará ciertos aspectos de la imagen.

El proceso de decodificación de la imagen
Comenzando por el mensaje, este será explícito y de fácil lectura.
En niveles subyascentes implicará o hara referencia a un macro-contexto (un paraguas más amplio). En el caso de Panzani, es la “italianidad” implícita.
Ontología de la imagen, se maximiza las posibilidades mediante la síntesis en los recursos visuales.

Separa o fragmenta al mensaje decodificado en varios subniveles, los cuales completan o encuadran la significación de los elementos de la misma.

Dilatación del tiempo, la fotografía nueva percepción temporal. Surge en un extraño desface temporal entre el aquí y el ahora. Esta dilatación del tiempo conlleva una termporalidad diferente y aparentemente tan natural.

 Ahora bien, aún cuando la imagen sea hasta cierto punto límite de sentido (y sobre todo por ello), ella nos permite volver a una verdadera ontología de la significación. ¿De qué modo la imagen adquiere sentido? ¿dónde termina el sentido? y si termina, ¿qué hay más allá? Tal lo que quisiéramos plantear aquí, sometiendo la imagen a un análisis espectral de los mensajes que pueda contener. Nos daremos al principio una facilidad considerable: no estudiaremos más que la imagen publicitaria. ¿Por qué? porque en publicidad la significación de la imagen es sin duda intencional: lo que configura a priori los significados del mensaje publicitario son ciertos atributos del producto, y estos significados deben ser transmitidos con la mayor claridad posible; si la imagen contiene signos, estamos pues seguros que en publicidad esos signos están llenos, formados con vistas a la mejor lectura posible: la imagen publicitaria es franca, o, al menos, enfática.


Las lecturas de la imagen viene predispuesta a partir del medio en el que esta es presentada ante el público. La íntima interrelación
Este dispone la compleja articulación de todos los sentidos y lo divide en 3 etapas, las cuales se profundizan conforme la imagen es interpretada y descompuesta en todos sus niveles.
La imagen habla desde un régimen estético de representación, dónde se reducen a la  más mínima significación el núcleo de lo representado, es decir hay una carga implícita en su contenido.

El grado de compenetración y contraste que se establece con la fotografía es la facilidad que tiene esta para ser aceptada como real. El estado con consciencia que implica la fotografía es una aceptación unánime de que el objeto visto existe en un plano dónde está condensado con el  mismo nivel de materialidad.  



Verdadera ontología de la significación

3 (etapas?) mensajes implícitos en la imagen

1er mensaje
La imagen entrega de inmediato un primer mensaje cuya sustancia es lingüística; sus soportes son la leyenda, marginal, y las etiquetas insertadas en la naturalidad de la
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escena, como en “relieve”; el código del cual está tomado este mensaje no es otro que el de la lengua francesa; para ser descifrado no exige más conocimientos que el de la escritura y del francés. Pero en realidad, este mismo mensaje puede a su vez descomponerse, pues el signo Panzani no transmite solamente el nombre de la firma, sino también, por su asonancia, un significado suplementario, que es, si se quiere, la “italianidad”; el mensaje lingüístico es por lo tanto doble (al menos en esta imagen): de denotación y de connotación; sin embargo, como no hay aquí más que un solo signo típico2, a saber, el del lenguaje articulado (escrito), no contaremos más que un solo mensaje.

2º mensaje: imagen connotada
Si hacemos a un lado el mensaje lingüístico, queda la imagen pura (aún cuando las etiquetas forman parte de ella, a título anecdótico). Esta imagen revela de inmediato una serie de signos discontinuos. He aquí, en primer término (el orden es indiferente pues estos signos no son lineales) la idea de que se trata, en la escena representada, del regreso del mercado. Este significado implica a su vez dos valores eufóricos: el de la frescura de los productos y el de la preparación puramente casera a que están destinados. Su significante es la red entreabierta que deja escapar, como al descuido, las provisiones sobre la mesa. Para leer este primer signo es suficiente un saber que de algún modo está implantado en los usos de una civilización muy vasta, en la cual “hacer uno mismo las compras” se opone al aprovisionamiento expeditivo (conservas, heladeras eléctricas) de una civilización más “mecánica”. Hay un segundo signo casi tan evidente como el anterior; su significante es la reunión del tomate, del ají y de la tonalidad tricolor (amarillo, verde, rojo) del afiche. Su significado es Italia, o más bien la italianidad; este signo está en una relación de redundancia con el signo connotado del mensaje lingüístico (la asonancia italiana del nombre Panzani). El saber movilizado por ese signo es ya más particular: es un saber específicamente “francés” (los italianos no podrían percibir la connotación del nombre propio, ni probablemente tampoco la italianidad del tomate y del ají), fundado en un conocimiento de ciertos estereotipos turísticos. Si se sigue explorando la imagen (lo que no quiere decir que no sea completamente clara de entrada), se descubren sin dificultad por lo menos otros dos signos. En uno, el conglomerado de diferentes objetos transmite la idea de un servicio culinario total, como si por una parte Panzani proveyese de todo lo necesario para la preparación de un plato compuesto y como si, por otra, la salsa de tomate de la lata igualase los productos naturales que la rodean, ya que en cierto modo la escena hace de puente entre el origen de los productos y su estado último. En el otro signo, la composición, que evoca el recuerdo de tantas representaciones pictóricas de




alimentos, remite a un significado estético: es la “nature norte”, o, como mejor lo expresan otras lenguas, el “still living”3. El saber necesario es en este caso fuertemente cultural. Podría sugerirse que a estos cuatro signos se agrega una última información: la que nos dice, precisamente, que se trata de una imagen publicitaria, y que proviene, al mismo tiempo, del lugar de la imagen en la revista y de la insistencia de las etiquetas Panzani (sin hablar de la leyenda). Pero esta última información es extensiva a la escena; en la medida en que la naturaleza publicitaria de la imagen es puramente funcional, escapa de algún modo a la significación: proferir algo no quiere decir necesariamente yo hablo, salvo en los sistemas deliberadamente reflexivos como la literatura.

La imagen funciona en niveles intelectivos diferentes los que completan el mensaje. También lleva implícito una serie de secuencias que funcionan  

alimentos, remite a un significado estético: es la “nature norte”, o, como mejor lo expresan otras lenguas, el “still living”3. El saber necesario es en este caso fuertemente cultural. Podría sugerirse que a estos cuatro signos se agrega una última información: la que nos dice, precisamente, que se trata de una imagen publicitaria, y que proviene, al mismo tiempo, del lugar de la imagen en la revista y de la insistencia de las etiquetas Panzani (sin hablar de la leyenda). Pero esta última información es extensiva a la escena; en la medida en que la naturaleza publicitaria de la imagen es puramente funcional, escapa de algún modo a la significación: proferir algo no quiere decir necesariamente yo hablo, salvo en los sistemas deliberadamente reflexivos como la literatura.


3En francés (en el original), la expresión se refiere a la presencia original de objetos fúnebres, tales como un cráneo, en ciertos cuadros.
4Cf. “Le message photographique”, incluido en este volumen, p. 115.

3er mensaje: imagen denotada
He aquí, pues, para esta imagen, cuatros signos que consideraremos como formando un conjunto coherente, pues todos son discontinuos, exigen un saber generalmente cultural y remiten a significados globales (por ejemplo laitalianidad), penetrados de valores eufóricos. Advertiremos pues, después del mensaje lingüístico, un segundo mensaje de naturaleza icónica. ¿Es esto todo? Si abstraemos de la imagen todos estos signos, todavía nos queda una cierta materia informativa. Privado de todo saber, continúo “leyendo” la imagen, “comprendiendo” que reúne en un espacio común una cantidad de objetos identificables (nombrables) y no tan solo formas y colores. Los significados de este tercer mensaje están constituido por los objetos fotografiados, pues es evidente que como en la presentación analógica, la relación entre la cosa significada y la imagen significante ya no es “arbitraria” (como lo es en la lengua), no es necesario establecer un tercer término bajo la forma de imagen psíquica del objeto, que cumple función de relevo (relais). Lo que especifica este tercer mensaje, es en efecto, el hecho de que la relación entre significado y significante es casi tautológica; sin duda la fotografía involucra un cierto arreglo de la escena (encuadre, reducción, achatamiento o compresión de la perspectiva), pero este pasaje no es unatransformación (en el modo en que una codificación o código puede serlo); aquí tenemos una pérdida de la equivalencia (propia de los verdaderos sistemas de signos) y posición de una cuasiidentidad. En otras palabras, el signo de este mensaje no proviene de un depósito institucional, no está codificado y nos encontramos así frente a la paradoja (que examinaremos más adelante) de un mensaje sin código4. Esta particularidad aparece también al nivel del saber requerido para la lectura del mensaje; para “leer” este último (o primer) nivel de la imagen no necesitamos otro saber que el relacionado con nuestra percepción: éste no es nulo, porque necesitamos
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saber qué es una imagen (los niños no lo saben antes de los cuatro años, más o menos) y qué son un tomate, una bolsa de malla, un paquete de fideos: se trata, sin embargo, de un saber casi antropológico. Este mensajecorresponde de algún modo a la letra de la imagen, y lo llamaremos mensaje literal por oposición al mensaje precedente, que es un mensaje “simbólico”.


La fotografía instala, en efecto, no ya una conciencia del estarallí de la cosa (que cualquier copia podría provocar), sino una conciencia del haber estado allí. Se trata de una nueva categoría del espaciotiempo:

¿La codificación del mensaje denotado tiene consecuencias sobre el mensaje connotado? Es evidente que al establecer una cierta discontinuidad en la imagen, la codificación de la letra prepara y facilita la connotación: la de un dibujo ya es una connotación; pero al mismo tiempo, en la medida en que el dibujo exhibe su codificación, la relación entre los dos mensajes resulta profundamente modificada; ya no se trata de la relación entre una naturaleza y una cultura (como en el caso de la fotografía), sino de la relación entre dos culturas: la del dibujo no es la de la fotografía.



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