Sobre el sujeto femenino
Es notorio encontrar la referencia al cuestionamiento por el sujeto planteado por Foucault en la obra e Judith Butler. No obstante, el enfoque al género nos brinda una nueva problemática para el sujeto. Si bien Foucault explora desde la recopilación histórica los constructos desde el poder que dan forma al sujeto dentro de su contexto cultural. Butler de forma similar explora la noción de género manejada en el tiempo y teorizada desde el feminismo. De ello podemos rescatar que la legitimación de la mujer como sujeto político proviene del lenguaje y su carácter normativo. Butler explica que el sujeto femenino se construye a sí mismo a través de la performatividad radicada en el cuerpo. Es decir, que primero existe una diferenciación entre sexo y género. Esto implica una mirada desde la investigación histórica (casi como una genealogía del feminismo) y el cómo esta dicotomía era sumida en un principio como una unidad. Posteriormente se separaría la parte biológica (sexo) del constructo cultural (género) desde el poder arraigado en el patriarcado y la mirada falocéntrica. Terminaría de esa forma con la relación discontinua entre sexo y género en el proceso de construcción de la identidad femenina. Entonces, Butler explica como el género femenino es un constructo discursivo creado y no una suerte de identidad eidética inherente a la feminidad del ser humano. Luego, desde la apreciación de Simone de Beauvoir, Butler explica desde el segundo sexo: "one is not born a woman, but, rather, becomes one." Es decir, que si el "cuerpo es una situación" está dispuesto a interpretar los significados culturales. Como explica Butler: "Bodies cannot be said to have a significable existence prior to the mark of their gender; the question that emerges: To what extent does the body come into being in and through the mark(s) of gender?" (Butler, pp. 12) Es decir, que el género no se posee no es parte de la esencia humana sino todo lo contrario. Una vez apartado del aspecto biológico se puede entender al género como una construcción que viene de fuera de un espacio discursivo (sociedad heteronormada) y que encuentra arraigo y respuesta en el cuerpo. Es decir, el género no se posee sino que se lo practica o performa, es una praxis cultural la construcción del género en la sociedad. Finalmente, desde el esclarecer del espacio discursivo y la performatividad del género, sólo queda hondar la mirada hacia el cuerpo. El cuerpo como agente, como conexión y vínculo con la cultura esta que a la vez lo moldea dentro de un espacio discursivo. Ya lo había dicho Foucault en función de las relaciones de poder y cómo generan microfísicas para volver al cuerpo dócil. La domestiación del cuerpo ante el discurso de género es analizada por Butler desde el pensamiento feminista. El cuerpo termina siendo el medio por el cuál el género se arraiga al discurso, a la cultura y al poder. ¿Cómo escapar de esto?
La respuesta al cómo poder escapar del discurso que atrapa al género dentro del marco cultural otorgado por el poder puede estar dentro de la misma reflexión sobre: ¿por qué no hay grandes mujeres artistas dentro de la Historia del Arte? Si bien Linda Nochlin reflexiona a través del marco de la historia y su reconocimiento. La respuesta también sirve como posible solución a trabajar para escapar de este discurso. Pues ciertamente, Nochlin explica que no existen grandes mujeres dentro de la Historia del Arte por el poder masculino dentro del sistema de valores sociales en el que se desarrollaban. No es que rigurosamente no existan mujeres artistas; han sido invisibilizadas por el marco social-cultural que las acogió. Eran consideradas "outsiders of knowledge", seres marginales al conocimiento mientras que la posición masculina se encontraba con aceptación dentro del marco epistemológico de acceso al conocimiento. Al igual que la pregunta por las mujeres implica concebir todos los tipos de outsiders de la Historia del Arte. Es decir como Nochlin afirma: ¿por qué no han existido artistas que no sean sólo de la aristocracia? El marco cultural epistemológico traduce en sí mismo la discriminación en torno al conocimiento. Si no hay grandes mujeres artistas dentro de la Historia es porque la Historia es un constructo que no les permitía estar ahí. La solución, es la misma que permite escapar al género del discurso sobre el cuerpo. Hay que reformular la Historia o crear otra Historia si es necesario. Un Historia de los invisibles, de los outsiders para así proveer de un marco que acoja a estos sujetos. Un marco con su propia dinámica, una ya no basada en la hegemónica desde el poder. Para escapar del discurso sobre el género y sobre la historia hay que radicalizar hasta el punto de abandonar el marco caduco que los margina. Un nuevo marco epistemológico y ético debe ser desarrollado para poder superar estos problemas de identidad de género y de historias invisibilizadas.
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