Terry Smith y la gema 'patria'
El mundo en el que ahora habitamos es de tal complejidad,
que está desbordado por un sinnúmero de paradojas. El flujo de temporalidades
que nos acompaña nos rebasa, nos toca, nos afecta y, al mismo tiempo, nos
ignora. ‘Nuestro tiempo’, dice Smith (2008; p. 9), no puede si quiera llamarse ‘nuestro’
porque dicho adjetivo personal no alcanza a estirarse lo suficiente como para
abarcar todas las contrariedades del mismo. Y tampoco es un ‘tiempo’, añade, debido
a que es imposible periodizarlo. Nuestras condiciones no son únicamente las de
una contemporaneidad análoga a la que propone Agamben o a la revisada por Smith
-esa en donde la instantaneidad y priorización del tiempo presente ha roto lazos
con la proyección a futuro-; nuestras condiciones son un poco de aquello y un
poco de algo que se supone pasado. Las promesas, incrustadas como gemas en grandes
narrativas, siguen de alguna manera presentes en nuestro tiempo. La promesa de
una ‘patria’, por ejemplo, que abrace, proteja y provea... Santiago Sierra se
considera un ‘apátrida’ y hay alguien por ahí sentado, los martes y los jueves
de 11:30 a 12:50 en la clase de Teorías, que se pregunta si es realmente
posible desvestirse de esa ‘patria’ que, aunque parezca etérea, nos dibuja sus
colores hasta en los requisitos para participar en el premio Brasil.
Comentarios
Publicar un comentario