Documentación e Investigacióon

La inmortalidad del arte y su toque trascendente ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia, puesto que se buscaba una manera determinada de ir más allá del tiempo. La inmortalidad del arte quedaba marcada como un desafío al tiempo. Ahora bien, ¿qué sucede cuando se lo que se quiere expresar, es precisamente lo contrario? Lo existencial del ser humano es que es efímero, que no es eterno y que su fin puede llegar en cualquier momento. La documentación artrítica marca un cuadro histórico en una obra de arte, dándole un inicio y un final, solo queda el registro de algo que ha pasado y que posiblemente no vuelva a suceder. En cierto sentido la vida misma resulta de esta manera, puesto que la documentación vital (por darle un nombre) marca el nacimiento y el hundimiento de cada ser vivo que ha sido documentado. Enwezor y Groys nos hablan del archivo artístico como una manera de recuperar el pasado, dándole al archivo el papel de memoria dentro de la sociedad, pero tal y como funciona en cada individuo: la memoria guarda aquello que le impacta, que le interesa, y descarta todo lo demás. Asímismo, el archivo guarda a la obra de arte de una forma oculta, no presencial pero sacándola a la luz cuando la memoria colectiva lo desee.

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