Entre lo real y lo hiperreal - Luis López
Cuando Baudrillard nos expone el concepto de simulacro lo hace desde distintas áreas para mostrarlo como un fenómeno cultural disgregado y naturalizado. ¿Qué es lo real? ¿Qué es la realidad? ¿Cómo surge lo hiperreal? Son los cuestionamientos que se han fusionado en una sola cosa. Es decir, lo real se haz mezclado con su simulación al punto de ya no saber encontrar su diferencia. La misma diferencia ha dejado de existir, lo real puede ser simulado y la simulación convertirse en una realidad. Estos cambios son dados por la cultura, fuente de donde surge esta suerte de nostalgia por una realidad utópica. Sí, el simulacro tiende a la utopía; no es que lo sea. El simulacro contiene la mezcla de las esencias con las apariencias, o lo que es lo mismo; la muerte de ambos términos en su fundición. Lo que se no es dado como simulacro tiende a ser tomado por real. No sólo desde los marcos epistemológicos como expone Baudrillard en su análisis de la muerte de la etnografía y el advenimiento de la anti-etnografía. No es sólo dejar "vivo" el constructo estable, preservado, de apariencia real; como es el indio no contactado o la momia de Ramses. Mucho más que eso, el simulacro tiene también una carga de resurrección en sí mismo. Es dotarle al plano de lo real de las características de lo imaginario, de preservar el imaginario, de no dejarlo esfumarse. El simulacro es tal que nos brinda lecturas de la realidad con aires nostálgicos. El gran ejemplo de Baudrillard es Disneylandia como ese espacio arquitectónico instaurado por sobre el espacio del Estado-Nación que formula una nueva realidad. El imaginario construido no sólo desde la narrativa sino desde su localidad en un espacio físico contrasta evidentemente con su exterior. No es raro, sentir la pérdida del aura de fantasía al salir de Disneylandia hacia su parqueadero como explica Baudrillard. Pues ese espacio fantástico esconde en sí los ideales y el espíritu de un Estado-Nación no alcanzados. Es el espacio mítico del sueño no aprehendido el que se instaura en constructo arquitectónico por sobre la realidad. Disneylandia es el simulacro por excelencia; es el parche sobre el estigma de un proyecto no concretado solamente soñado.
El análisis sobre la hiperrealidad y el simulacro de Baudrilla toma tonos más intensos cuando se aproxima al plano político. Más allá de la creación de un espacio físico sobre el Estado-Nación para marcar opacidad sobre sus ideales no alcanzados. El simulacro en la política tiende a ser constitutivo de hitos; de memorias que se tornarán históricas. Explicado de mejor forma y siguiendo a Baudrillard: "Un atentado en Italia, por ejemplo, ¿es obra de la extrema izquierda, provocación de la extrema derecha o un montaje centrista para desprestigiar los extremismos terroristas y reafirmarse en el poder?, más aún, ¿se trata de una farsa policíaca, de un chantaje a la seguridad pública?" (Baudrillard, pp. 36). Dentro del contexto contemporáneo, hecho que marcaron la historia como el 9/11 en Estados Unidos o incluso el 30S en Ecuador están bajo el mismo paraguas de cuestión. El mismo examen crítico se puede efectuar a este par de hitos expuestos con el fin de dilucidar su aparente verdadero motivo de ser. Sin embargo, como afirma el autor, todas las respuestas que encontramos son verdaderas en mediad que contienen en sí mismas la realidad y el simulacro fusionados. Son hiperreales, están más allá de los hechos; "Todo ello es verdadero al mismo tiempo y la búsqueda de pruebas, es decir, de la objetividad de los hechos, no es capaz de detener semejante vértigo interpretativo. La cuestión es que nos hallamos en medio de una lógica de la simulación que no tiene ya nada que ver con una lógica de los hechos." (Baudrillard, pp. 36). No es ya, un simple juicio de valor entre lo verdadero y lo falso. Entre la objetividad de los hechos y sus discrepancias. Estamos frente a la opacidad del simulacro. Donde ya no se sabe si los acontecimientos del 9/11 o el 30S son lo que afirman ser. Si la realidad puede ser simulada y constituirse como realidad; ¿Qué son estos hechos de memoria histórica que tenemos detrás? ¿Qué son si no son la instrumentalización del poder de simular, de crear realidades por parte de los intereses regentes dentro del marco del Estado-Nación? Y si estos son sólo hitos, ¿qué pasa con los hechos que están fuera de la mirada de la Historia?
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