Simulacro e hiperralidad

Para hablar sobre lo hiperreal primero debemos cuestionarnos sobre lo real.  En el texto se habla de lo hiperreal como un bombardeo de información,  sobretodo desde la televisión. Esta sobrecarga de información convierte lo hiperreal en una exageración de lo cotidiano que se convierte en un simulacro, un comportamiento ilusorio de lo real. En este simulacro vivimos metidos en un sueño, donde es más importante la estética de una imagen publicada que la profundidad de una conversación incluso trivial, pero cara a cara, donde los gestos, las expresiones, el tono de voz, el contacto físico... Este simulacro pareciera ser universal, y nuestra existencia depende de un perfil y de una imagen de vida, no de una personalidad y de una vida real. Sin embargo, este simulacro existe y por lo tanto es real y representa una realidad para quienes viven en ese simulacro. El autor nos pone de ejemplo Disney como el simulacro por antonomasia, donde los sueños y la cultura de representación se funden y lo hiperreal y real se confu en un Aura mágico que se pierde al momento de salir del parque, el mismo sentimiento al quedarnos sin datos o sin batería en nuestro celular.

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