Simulacro

La simulación no sólo implica una negación de la realidad, sino pretender ser y poseer algo que no se tiene ni se posee. La simulación ‘’parte de la negación radical del signo como valor, parte del signo como reversión y eliminación de toda referencia’’. Entonces podemos decir que el simulacro es vacío, pero se funda subvirtiendo signos (vaciándolos de su valor simbólico). Las fases sucesivas de la imagen son en primer lugar, que es ‘’el reflejo de una realidad profunda’’. Luego, ‘’enmascara y desnaturaliza una realidad profunda’’; ‘’enmascara la ausencia de realidad de profunda’’. Y finalmente queda desconectada y rompe su conexión con la realidad de la que partió y existe en sí como su propio simulacro. 

Sucede que el individuo está tan inmiscuido dentro del simulacro que desarrolla una especie de consciencia real ante este; la hiperrealidad. Pero está última no es algo concreto que se pueda poner en palabras necesariamente, sino es intangible y se manifiesta a través de una sensación que además es vaga. La hiperrealidad es una pantalla que genera un entorno donde ‘’habita’’ el individuo y donde puede existir esta falsa consciencia. Pero en el post-estructuralismo el sujeto como tal no existe, sino un espejismo ideológico. Sucede el fin del ego; y la muerte del sujeto con vida ‘’interior’’ que se expresa en el ‘’exterior’’. Quien quiera aislarse en nombre de esa singularidad, por llamarlo así, o por un estilo único e ‘’idiosincrático’’ estará condenado al aislamiento, la ansiedad y la angustia (los cuáles serían más característicos del modernismo).

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