La Otredad, la pérdida y la Guerra

El 11 de Septiembre cambió el curso de la historia global porque la sociedad estadounidense sufrió un ataqué que re-configuró políticas de seguridad nacional y relaciones internacionales con el Medio Oriente. La pérdida se convirtió en un trauma colectivo que justificó ataques y destrucción de lugares no occidentales ( y sus respectivos habitantes) en nombre de defender la seguridad nacional estadounidense. Algunas pérdidas importan más que otras, y en nombre de defender (o más bien vengar) estas otras pérdidas pasan a tener importancia nula. Para Estados Unidos, sumido en el sentimentalismo nostálgico masivo, es bastante simple suprimir cualquier imagen o representación que haga alusión a aquello que también fue destruido por los Estados Unidos. La narrativa oficial establece códigos de relevancia en cuestión de pérdidas y se sobrepone totalmente a narrativas que no sean de carácter nacional(ista), eliminándolas.  
 El sistema legal se vuelve un generador de cláusulas y condiciones de acuerdo a las cuales la vida de determinado grupo de individuos (cuyo origen geográfico-nacional es altamente relevante) importa o no y también actúa como un guionista que produce una narrativa donde se justifica tal decisión ante el público (a veces incompletamente) principalmente basándose en la idea de la amenaza a la seguridad nacional. Butler habla de la ‘’detención indefinida’’ y de los prisioneros de Guantánamo. Las ejecuciones de tal sistema legal se vuelve selectivamente deshumanizante con base en un marco étnico. El Estado tiene un poder absoluto para ignorar y omitir sus leyes y producir las necesarias para justificar abusos y violaciones a los derechos humanos.


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