Presente.
Aquí y ahora. Es todo lo que tenemos y qué mejor técnica que el performance para sacarlo a relucir.
Después de la ejecución no quedará nada. Es la cúspide de la contemporaneidad.
¿Cómo preservar el tiempo? ¿Acaso la fotografía o el video podrán servir de contenedores del instante? Cada registro se aferra al pasado que no resucitará. Cada documento tergiversa y transforma la forma original. El performance puede ser de las pocas entradas disponibles para acceder y apreciar el momento presente y su frágil condición.
La preocupación por el constante cambio y la obsesión por la preservación del momento. La nostalgia conduce a la fiebre del documento, pero en el caso del performance parece ser más un un engaño, pues este solo conservará su naturaleza efímera gracias a la desaparición y subsistirá solo en la memoria.
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