Buenas Intenciones del Arte para con lo Social.

En Sobre la falsa democracia del arte contemporáneo Keti Chukhrov identifica varias fuentes de disonancia en la tendencia actual entre creadores e instituciones de generar prácticas artísticas social y políticamente comprometidas. La autora ubica el marco de la discusión en el gran espectro de la modernidad, pues es en este período histórico que se consolidan las estructuras de ordenamiento sociopolítico que a su vez imponen nuevos modos de uso y valoración del arte. Dada la consolidación de la economía capitalista, el arte se propone resistir a su poder normativo;  buscará resistir a la “complacencia de la industria cultural” así cómo atacar la prerrogativa burguesa del buen gusto. La primera fue enfrentada sobre todo mediante el distanciamiento, -cómo se manifiesta en el arte abstracto, en su alejamiento de los objetos y referentes de lo real- y la segunda se enfrentó mediante la disolución de los límites entre la vida y el arte, lo cuál ponía en entredicho la competencia del buen gusto cómo categoría para otorgar valor a las nuevas prácticas artísticas.


Refiriendo este impulso de compromiso transformador desde el arte en la modernidad y los métodos por los que optaron los artistas para ello, la autora da pie a una discusión acerca de la validez de las aspiraciones del arte actual de transformar las relaciones y el espacio social, así como cuestionar los discursos normativos hegemónicos. Se discuten aquí varios de los problemas que tienen lugar dada la necesidad de reconocimiento institucional que demanda la practica artística de hoy y también se analiza el nuevo papel que adquieren en este contexto categorías centrales en el pensamiento tradicional del arte cómo lo estético y lo sublime.

Martín Fuentes

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