El arte y la esfera política

La falsa democracia en el arte contemporáneo


En el arte contemporáneo se cuestiona su democratización. Se habla de una resistencia ante la complacencia de la industria cultural y la aceptación por la sociedad burguesa. Sin embargo la sociedad, mediante el capitalista transformó la obra de arte en una pieza, impidiendo su acercamiento. Además, en las vanguardias todo giraba en torno a lo político y social. Haciendo que se pierda su viabilidad social y estética. Por otro lado en el arte contemporáneo se habla de una apertura social y un compromiso político en línea con el impacto de las vanguardias en la sociedad. A pesar de que se defiende valores democráticos y de resistencia, en la práctica esto no sucede no es democrático. Ya que la infraestructura social y económica se vuelve privada en lugar de común. Lo que se habla es que el arte es democrático cuando la comunidad puede garantizar a los individuos la posibilidad de acceso como productor o receptor. Por lo que se puede mencionar que el arte contemporáneo convierte los espacios expositivos en espacios públicos. Al momento de realizar una obra de arte, esta es aceptada siempre y cuando responda y respalde de cierta manera a intereses políticos o sociales. Es visto como una herramienta que genera una transformación social. La cual si al momento de hacer una obra no realiza afirmación políticas orientadas al cambio social son reemplazadas por grupos que generen esta eficacia en el trabajo social. Es decir, que una democratización en el arte es muy contradictorio, se tiene como artista la libertad de creación siempre y cuando no dañe y minimice otros intereses, pudiendo ser políticos o afecte a los entes de poder. 

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