''How can capitalism be made more beautiful?''
Steyerl
habla de comprender al arte por lo que hace, no necesariamente por las ideas
políticas que carga y representa. Más operativo, menos ilustrativo-teórico.
El arte
contemporáneo, con sus bordes abiertos y en constante redefinición, es una
marca sin nombre. Es la respuesta a ‘‘¿cómo embellecer más al capitalismo?’’.
Sin embargo,
el arte contemporáneo nunca tuvo a la belleza como parte de sus
características. Quizás sí a la función. Su función dentro del ‘’capitalismo
desastre’’. El arte contemporáneo es una actividad económica del capitalismo,
provee a los colectores de obra algo nuevo en sus colecciones clásicas.
Su
exhibición ya no es exclusiva de las metrópolis Occidentales sino que se
expande dependiendo de dónde se encuentre la mira de interés del momento.
Algunas
instituciones del arte contemporáneo como el Guggenheim o las Bienales
refuerzan relaciones de poder que otrora fueron conocidas como oligarcas, que
se benefician de ‘’opresión internar, lucha de clases… y shock radical y políticas
de superioridad (¿?)’’.
La realidad
política no sólo se refleja en el arte contemporáneo, sino que este es activo
en su transformación dentro del orden mundial capitalista desigual. Steyerl habla del lazo estrecho que comparte
el arte contemporáneo con la oligarquía que domina el mundo.
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